De la vigilancia jerárquica a la vigilancia informática: puentes y vinculaciones entre el neoliberalismo penal y las tecnologías de control

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Federico Luis Abiuso

En “Post-scriptum sobre las sociedades de control” (2002), Gilles Deleuze afirmaba la desaparición progresiva de las tecnologías políticas disciplinarias y su reemplazo por otras nuevas formas que él denomino de control. Para apoyar este argumento, sostenía que las grandes instituciones disciplinarias, todos los centros de encierro, se encontraban en una crisis generalizada: la escuela, el taller, el cuartel, la cárcel, el hospital, etc.
Esa sociedad en la que estábamos entrando, según Deleuze y otros, en los comienzos de la década del ’90, ¿es a la cual asistimos actualmente? ¿aquellos individuos que nacen hoy en día son hijos de la denominada sociedad de control? Para diversos autores, entre ellos Alessandro De Giorgi (2005), estamos en una época de transición: todavía persisten mecanismos disciplinarios de ejercicio del poder, aquellos todavía no terminan por morir, y paralelamente a ellos nacieron y se desarrollaron mecanismos de control por completo distintos a los disciplinarios. Para Flabián Nievas (1996), se estarían engendrando formas de control social distintas a las disciplinarias, las que a subsisten a pesar de que no explican la totalidad de la normalización ni el control.
Existen muchas formas distintas de referirse al orden social imperante en la actualidad; algunos hablan de sociedad de (in)seguridad, otros de sociedad de normalización; en todo caso, habría que precisar que no importa tanto la denominación cuanto el análisis de las tecnologías políticas que involucra cada tipo de orden social particular.
Si bien la sociedad que vivimos - el efecto de la imposición de un orden social de diferencias, jerarquías y desigualdades - es definida conceptualmente de múltiples formas, considero que al interior de esta multiplicidad existen unas cuantas características comunes que obligan a resignificar elementos conceptuales centrales, siendo una de ellas la noción de vigilancia.
En “Las grietas del control” (2010), Esther Díaz opone, en cuanto a categorías de análisis, vigilancia a control. Para esta autora, estas nociones se diferencian en la medida que la vigilancia se produce de modo local y se ejerce en espacios cerrados (bajo techo); el control, en cambio, es global y se extiende / expande a cielo abierto, incorporando en este recorrido un amplio andamiaje de tecnologías digitales, tales como cámaras, chips, radares, entre otras.
Son varios los ejemplos que se pueden mencionar respecto de estas nuevas técnicas de control: la instalación de cámaras en donde quiera que circulen los cuerpos es quizás el ejemplo más elocuente de una vigilancia que adquiere una fuerte matriz global, que ya no se detiene en los cuerpos tomados individualmente, sino como conjuntos, como un grupo y/o una población. Al interior de este desenvolvimiento, una de mis hipótesis consiste en problematizar acerca del desbloqueo epistemológico de estas técnicas de control: ¿acaso no es la génesis y el desarrollo de la población como blanco del poder aquello que posibilito la emergencia de esta nueva tecnología del control?
Pero estas técnicas de control también se dirigen, cuanto objeto del ejercicio del poder, a las redes virtuales: redes sociales, localización de teléfonos, acopio de información, registros de datos personales…todo lo cual nos invita a pensar que la sociedad disciplinaria está en proceso de desembocar en una sociedad de la pantalla, siguiendo la denominación de Díaz, o de monitoreo, en tanto y en cuanto los dispositivos por excelencia serán los televisores, los teléfonos celulares, los radares, etc.
En otro de sus textos, “Control y devenir”, Deleuze afirma que puede buscarse siempre la correspondencia entre un tipo de sociedad y un tipo de máquina: A la sociedad de control que él estaba viendo nacer, y hacia la cual Michel Foucault apuntaba sus últimas reflexiones, le correspondería las máquinas cibernéticas y los ordenadores.
Con la llegada del control, la vigilancia se hace omnipresente…está en todos los lugares pero en ninguno a la vez. Es un flujo de información que recorre a todo el cuerpo social. Las sociedades de control mediante un control continuo y una comunicación instantánea. Pero cabe preguntarse, ¿Cuál es la finalidad de esta tecnología política? Si los mecanismos disciplinarios se orientaban al cuerpo con la finalidad de sacar de él, el máximo grado de provecho económico, ¿A qué se orientaran aquellos mecanismos de control a los que hice referencia anteriormente? Si el modus operandi de la sociedad disciplinaria consistía en intervenir el cuerpo de forma minuciosa y extremadamente detallista, ¿Cuál será el objeto de control de este sistema de vigilancia, no ya jerárquica, sino informática? Frente a estos interrogantes, me aproximo a una primera respuesta que servirá de hilo conductor en la presente ponencia: estas técnicas se ejercen sobre la población, pero no sobre ella misma, sino que intervienen en el ambiente dentro del cual este objeto, la población, circula. En este sentido, y retomando a Esther Díaz, los controles posmodernos se modulan según los movimientos de los sujetos y siguen sus desplazamientos mediante grabadores, chips, helicópteros, satélites, etc. Se trata de una intervención sobre el ambiente (Foucault, 2012) más que sobre los cuerpos; de la potencialidad más que del acto en sí.
Existe un conjunto amplio de estas técnicas, en el presente escrito me centraré en el estudio particular de la técnica de georefenciacion del conflicto – esto es, la construcción de mapas del conflicto (delitos y/o contravenciones) – que lleva a cabo el Ministerio Publico Fiscal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, como rama del Poder Judicial.
En un trabajo anterior hice un análisis de las premisas y características básicas de dicha técnica, en esta presentación querría indagar en el vínculo existente entre esta técnica de control y su apropiación por parte de esta determinada agencia de control social actuarial, retomando la denominación que hace De Giorgi.
Así como existió históricamente una correspondencia entre el saber-poder del positivismo criminológico y las técnicas o procedimientos disciplinarios, ¿existe un vínculo entre el neoliberalismo penal y las nuevas técnicas de control de vigilancia informatizada? Es este el principal interrogante que quisiera plantear, considerando que es fundamental el análisis de las tecnologías de control, pero no dejando de lado que sirven a determinados fines políticos, entendiendo por políticos la perpetuación de relaciones de poder desiguales y de dominación.
Orientándome mis reflexiones hacia ese vínculo, me pregunto si acaso son estas técnicas de control – la georeferenciacion del conflicto – aquellas que contribuyen a abrir las condiciones de posibilidad de ejercicio del poder sobre la población, controlando así sus flujos de circulación, dando a la luz un ambiente (principalmente metropolitano) y los posibles accesos y zonas prohibidas. Y en el mismo recorrido, si acaso no hay un flujo de (re)apropiación de estas técnicas por parte de aquello que diversos autores engloban bajo la etiqueta de neoliberalismo penal.

Palabras clave: control, georeferenciacion, neoliberalismo penal.

Referencias bibliográficas:
De Giorgi, A. (2005). Tolerancia cero. Estrategias y prácticas de la sociedad de control. Barcelona: Virus editorial.
Deleuze, G. (2002). Conversaciones. Madrid: Editora Nacional.
Diaz, E. (2010). Las grietas del control. Vida, vigilancia y caos. Buenos Aires: Biblos.
Foucault, M. (2012). El nacimiento de la biopolitica. Curso en el College de France (1978-79). Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Nievas, F. (1996). El control social de los cuerpos. Buenos Aires: CBC Editora.